21 de febrero de 2011

Campamento

Por unos días estuviste fuera, de campamento en la otra punta del país. Abrupta cordillera, serpenteantes montañas, umbríos refugios de bosque serían tu morada por un pequeño periodo de tiempo.
Ibas solo. Pequeño aún, infantil como para ser independiente, tendrías que enfrentarte a la vida que se te presentaba como si tuvieras la madurez que te faltaba.
Fue lo que tú pediste, lo que se te concedió.

Sin embargo, tu respuesta a la situación nos dejó a todos consternados. Desde el primer momento de la separación tomaste por tu cuenta autonomía propia para hacer y deshacer, actuar, decidir…
En un chasquido rompiste todo atisbo de relación. No llamabas, no respondías al teléfono, no contestabas la correspondencia.

La organización tenía terminantemente prohibido las llamadas al centro. No nos podíamos comunicar contigo.
La angustia me podía, el no saber, el desconocer, la incertidumbre… 
Un día me revelé contra las normas y realicé una llamada. Expuse mi preocupación y en un instante me comunicaron contigo. Tenías bronquitis, conjuntivitis por bañarte con los ojos abiertos en el agua clorada de la piscina, y casi habías dejado de comer.
Los responsables no sabían que desconocíamos estos hechos, ellos tenían la certeza de que tú te comunicabas con nosotros mediante el móvil.

La pesada losa cayó sobre mí cuando fui consciente de la cruda realidad.

Eras tú el que no quería comunicarte con nosotros.

Ese fue el primer episodio que me hizo consciente de nuestra inevitable separación.


Foto de Aquí

No hay comentarios:

2009 Marrón Dorado - Powered by Blogger
Blogger Templates by Deluxe Templates
Wordpress theme by Dirty Blue