Lo primero que me vino a la conciencia, incluso un rato antes de estar despierta, fue el dolor en el vientre. De momento era tan solo un dolor tenue, pero luego sería terrible, acompañado de violentos latidos que hacían estremecer mi cuerpo y estallar brillantes relámpagos ante mis ojos.
Me sentía como si estuviera bajo el agua, emergiendo de un profundo pozo. Veía encima de mí la abertura del mismo, un agujero redondo y brillante que se acercaba con infinita lentitud, a pesar de que yo intentaba acercarme a él con todas mis fuerzas.
Pero mis fuerzas estaban al límite de su capacidad de resistencia. Llené de aire mis pulmones haciendo acopio de valor y me obligué a empujarte fuera. Fue un maravilloso instante el alivio que me produjo cuando tú ya respirabas por ti mismo.
Esa bocanada de aire que ahora entraba por tus pulmones marcaba un fin y un principio a tanto tiempo de espera y angustia.
Foto de Aquí
Miguel Schweiz Donde se posa el Sol
Hace 1 año
No hay comentarios:
Publicar un comentario