Hoy me he sentido tranquila y serena después de tu partida. He tenido la sensación de que todo marcha como tiene que marchar. Ya dije que poco a poco las aguas volverían a su cause, y así lo estoy sintiendo.
Tu madurez está haciendo, (que paradoja), que también yo voy madurando, y pienso que tal vez sea a través de un vínculo intangible que nos une. Tiene que existir. No es posible que se haya cortado de raíz.
Estoy segura de que ni siquiera la muerte podrá cortarlo. ¿Cómo se podría romper un cordón de vida cuya única misión ha sido dar precisamente vida?
Hoy me siento orgullosa, de tí, de mí, de los dos y de lo que gracias a tu esfuerzo estamos consiguiendo
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